Vuelven las discusiones sobre la Reforma Pensional Preocupaciones y propuestas desde el ICP
14 de mayo de 2023
/ Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga
Intervención
Katherinn Cuervo
Coordinadora de comunicaciones estratégicas y asuntos públicos
Audiencia Pública Comisión Séptima de la Cámara de Representantes
Expresamos nuestras preocupaciones sobre la reforma pensional, y por qué consideramos debe replantearse hacia una iniciativa que reestructure el sistema garantizando pensiones dignas a los colombianos.
Es fundamental entender que un subsidio o una renta vitalicia mínima no equivalen a una pensión. La reforma propone rentas entre 70 mil y 230 mil pesos bajo el pilar semicontributivo, montos que no garantizan una vejez digna y desincentivan el ahorro, empujando a los trabajadores a optar por el pilar solidario para obtener bonos pensionales que, paradójicamente, pueden llegar a ser más altos.
Enumeramos cinco razones por las que el país debe decir NO a esta reforma pensional:
1. La reforma afecta principalmente a jóvenes, trabajadores informales e independientes y mujeres. Los jóvenes, que enfrentan la inestabilidad laboral, se verán sin incentivos para ahorrar ante un sistema sobrecargado e insostenible que no garantiza pensiones adecuadas para su vejez. Las mujeres no obtendrán mejoras en sus ingresos pensionales, al reducir el número de semanas de cotización tendrán pensiones mucho más bajas. Mientras que a los trabajadores informales e independientes, la reforma no les ofrece cotizaciones flexibles.
Es inequitativo que los cotizantes que no alcanzan los requisitos, quienes tienen entre 300 y 1000 semanas, no puedan optar por la devolución de su dinero, siendo obligados a aceptar una renta vitalicia mínima.
2. Obliga a los colombianos a cotizar en el fondo público. La reforma estatiza la mayor parte del sistema, haciendo que hasta 2.3 salarios mínimos legales vigentes aporten a Colpensiones. Definir un umbral para unificar el sistema, ya sea de 1.5, 2.3 o hasta 4 SMLV, no es más que una solución conformista que aumenta la carga fiscal del erario público y no soluciona los verdaderos problemas. Esto significa que la clase media trabajadora asumirá como si fuera un impuesto, el pasivo pensional del sistema para seguirle cumpliendo a las pensiones más altas del país.
Estatizar parcialmente el sistema pensional solo va a permitir un flujo de caja inmediato. La reforma es la iniciativa más práctica de recaudar gran cantidad de dinero en poco tiempo, de allí el afán de sacarla adelante lo más pronto posible (de aprobarse entraría en vigencia en julio de 2025), porque esos recursos quedan a expensas de cubrir el hueco actual, que se seguirá yendo a las pensiones más altas que paga el sistema y que seguirá pagando por un buen tiempo.
Entre más alto el umbral, mayor es la estatización, porque se obliga a entregar los aportes para resolver pasivos sin la garantía de una verdadera pensión a futuro. Es dejar que las personas dejen de tener control sobre su cuenta individual y se lo entreguen a un fondo común que redistribuye su dinero.
3. Es insostenible e inequitativa. El ministro de Hacienda ya lo ha dicho de manera reiterada, a 2050 se tendrá que hacer una nueva reforma porque nuevamente no van a alcanzar los recursos. Esto seguirá sucediendo mientras que se mantenga un sistema de reparto que depende de los aportes de los trabajadores activos para continuar pagando las pensiones altas que siguen vigentes.
Claro que las personas quieren pensionarse hoy en Colpensiones, porque es ventajoso, lo hacen porque reciben más dinero de lo que ahorraron, se llevan los ahorros de trabajadores activos que apenas logran cotizar sobre salario mínimo, y esto es lo que lo hace realmente inequitativo. Esta es la razón por la que deben revisarse temas de fondo, parámetros básicos como la tasa de reemplazo o la tasa de cotización, no soluciones simples como la definición de un umbral para conseguir recursos rápidos y seguros.
4. Con los años el pilar solidario será cada vez más grande. Quienes no apoyamos la reforma, no somos indolentes, no somos egoístas sociales con los adultos mayores, por el contrario, lo que queremos es que haya una política que logre que al cabo de unos años no sea 2.5 millones de adultos mayores sino un menor grupo poblacional que deba verse favorecido con estos bonos pensionales. La meta debe ser la de disminuir la población vulnerable, no aumentarla.
5. No facilita el acceso, ni la cobertura. De acuerdo con la Contraloría la Reforma no amplía el número de afiliados en las regiones, en 13 de los 32 departamentos los porcentajes de pensionados son inferiores a 10%. ¿Cuáles son los incentivos de esta reforma para que más personas que estén o no en la formalidad puedan ahorrar?
Estamos de acuerdo en que se requiere una reforma, sin embargo, debemos impulsar una que realmente atienda los desafíos estructurales del sistema, más allá de los intereses políticos de corto plazo.
Desde el Instituto de Ciencia Política, insistimos en la necesidad de abordar esta reforma con un rigor técnico y una profundidad que hasta ahora ha sido insuficiente en las discusiones.
Proponemos:
i) Transformar a Colpensiones en una AFP pública con las mismas reglas de juego.
ii) Que se permitan los aportes blandos incluso para quienes no están en un esquema de contratación formal.
iii) Que se creen incentivos de ahorro: facilidades de pago mediante mecanismos disruptivos e incentivos fiscales.
iv) que se promueva la educación financiera para promover una cultura de previsión y responsabilidad.
Además, es crucial evaluar críticamente la propuesta de que el Banco de la República administre los fondos pensionales, dado el posible conflicto de intereses entre sus obligaciones de política monetaria con la gestión efectiva de estos fondos.
Los colombianos si necesitan una reforma pensional, pero una que les permita ahorrar, invertir y elegir en un sistema de libre competencia.